En términos generales, el estudio y la educación del comportamiento humano y de los fenómenos del universo siempre fue un eje principal en la educación de la Grecia clásica. Ir a la esencia de las cosas en busca de una verdad trascendente era el fundamento de las escuelas filosóficas de la antigüedad.
Filósofos como pensadores y maestros
Al formar un ciudadano, un individuo, un ser humano íntegro, los antiguos buscaban su completo desarrollo, pasando por lo ético, moral e intelectual.
Las diferentes escuelas y maestros enseñaban a establecer un método de pensamiento. Más que conocido es el Método Socrático de preguntas que conducen hacia una verdad contenida en el mismo conocimiento.
Las ideas abstractas que reflexionan sobre la existencia afloran en este período. El ser como continúo infinito, es el más relevante de ellos. La idea de permanencia y cambio perpetuo, que construyen los caminos del pensamiento actual.
Las ideas que impartían los filósofos y maestros fueron de tal envergadura que definieron los siglos subsiguientes, lo que contribuyó a crear imperios como el de Alejandro Magno, discípulo de Aristóteles.
Luego, esas ideas fueron rescatadas por pensadores estoicos y llevadas al desarrollo humano de la mano de la educación estoica que vociferaban personas tan relevantes como Marco Aurelio, Emperador de Roma.
Sin lugar a dudas, los platónicos y cínicos han sido las escuelas que más han definido la educación occidental a lo largo de los siglos, con un fuerte arraigo en el pensamiento clásico que devela la concepción del mundo.
La educación moral y ética sigue un patrón similar, a la vez que es un campo similar al del pensamiento filosófico. Cómo un hombre llega a su máximo potencial, tanto física como ontológicamente.