La educación es un concepto bastante amplio, el cual integra decenas de aristas, a la vez que incluye perspectivas que pueden tanto contribuir, como jugar en contra de su definición. En pocas palabras, la educación es el acto de educarse, es decir, instruirse en un conocimiento específico sobre alguna materia.
Pero, ¿Cómo se define dicha instrucción? ¿Quién la imparte? ¿Realmente existe un aprendizaje educativo que cumpla con su propósito?
La Educación como Concepto Abarcativo
Desde siempre el conocimiento ha pasado de mano en mano y boca en boca. Los primeros hombres educaban a sus hijos en las labores del día a día: pesca, caza, siembra, cosecha, etcétera. Por lo tanto, el traspaso de conocimiento, era completamente empírico, es decir, se aprendía con la práctica y en el campo de desempeño.
En pocas palabras, gran parte de este conocimiento se traspasaría mediante la lengua, la palabra hablaba y la tradición.
Este último concepto, lo que trasciende lo dicho, es decir, el conocimiento acumulado que pasa de generación en generación, construyendo un marco educativo basado en la experiencia, luego toma forma de saber esencial.
Es así como los griegos, los padres de nuestra cultura, y por ende de nuestro sistema educativo en general, integraban el conocimiento, lo categorizaban, organizaban y definían en función de su relación con logos, las leyes que ellos veían en el universo.
Para estos antiguos, las leyes matemáticas definían todo lo visible e invisible en el cosmos. No por nada, este conocimiento se encontraba en el centro del debate educativo. Y no por nada continúa siendo hasta el día de hoy la piedra angular del conocimiento conceptual y técnico.
Es más, para ingresar a la educación formal, que por aquellos años aparece por primera vez como concepto institucionalizado, el ciudadano debía saber matemáticas y geometría euclidiana.
Este conocimiento abarcaría gran parte de las prácticas artísticas, filosóficas y arquitectónicas, en las cuales el estudio de la armonía del todo y las partes alcanzaría su apogeo.
La Figura del Docente
Por esos años y con la incorporación de instituciones educativas, aparecen los primeros docentes, los cuales debían educar a los jóvenes en los terrenos cívicos, filosóficos, matemáticos y de las artes.
Hasta el día de hoy, esta figura se mantiene en el modelo educativo. La diferencia es que antes, los docentes eran maestros de vida y guías en el terreno de la ética y la moral, cuestión que se ha perdido con el paso de los años. Ahora, su foco se limita únicamente al traspaso de información.
Ese es el problema fundamental de la educación contemporánea, solo se refiere al dato, la información, la función y la técnica; sin un real trasfondo de peso que cimiente el conocimiento integral.